“Suposiciones y ocurrencias, el galimatías de la reforma 4T a la educación básica”

Una reforma 4T hecha a destiempo, igual que en administraciones anteriores, cuando el sexenio ya avanzó la mitad; documentos poco claros y una muy probable mano de la CNTE en el diseño. Finalmente ninguna instrucción para los maestros. Ese es el camino trazado por la 4T para la reforma de la educación básica, según relata …

Una reforma 4T hecha a destiempo, igual que en administraciones anteriores, cuando el sexenio ya avanzó la mitad; documentos poco claros y una muy probable mano de la CNTE en el diseño. Finalmente ninguna instrucción para los maestros. Ese es el camino trazado por la 4T para la reforma de la educación básica, según relata el investigador en temas educativos Backhoff Escudero

Eduardo Backhoff, investigador y consejero notable del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, señala que siempre cada gobierno, en su afán de dejar huella, tiene la tentación de modificar la currícula educativa. “Es lo más económico, hacer cambios en contenidos y dejar algo que se piensa distinto”, agrega. Backhoff indica que en esto la 4T es igual en esto a otros gobiernos, empieza tarde, con la suposición de que todo lo anterior estaba mal y de que con una reforma lo arreglará todo de un solo golpe. Pero un elemento sui géneris en lo que se está pasando ahora en el sistema de educación básica es que la modificación de currícula va acompañado aspectos radicales, sin consenso entre los actores implicados, y sin diagnóstico ni pruebas piloto. De allí que Backoff haya firmado un desplegado, con 120 especialista más, en el que advierte de los riesgos de seguir un proyecto cuyo documento central califica de galimatías.

Backoff concede la siguiente entrevista a nuestro diario.

–Primero que nada, usted ha planteado que los gobiernos mexicanos tienen esta urgencia por cambiar la educación en el segundo tramo de su sexenio…

–Los gobiernos no toman en cuenta que este tipo de cambios requieren años, si no décadas para producir resultados. Estamos en un ciclo perverso de ignorancia. Pongo un ejemplo, Corea se tardó cerca de 50 años en cambiar su sistema educativo y esperar que los resultados fuesen lo que hoy son; ahora es una potencia, cambio la educación y cambió el país. No cambiaron a cada rato, como nosotros, los planes y programas de estudio y, de hecho, crearon un instituto autónomo de desarrollo curricular, algo parecido a lo que hemos tenido alguna vez nosotros. En el caso de Corea fueron especialistas los que dijeron por dónde se iba a ir, por un mismo camino durante muchos años y muchos gobiernos.

–Respecto a esta ignorancia, ¿el gobierno actual es igual a los otros?

–Hay miopía, una mirada cortoplacista, como había en las anteriores administraciones; no es distinto. Si un cambio se hiciera a principios de un sexenio tendría alguna posibilidad de terminarse e implementarse, pero, por ejemplo, la de Peña Nieto se hizo en 2017 y en el 18 ya había cambio de gobierno, así qué viabilidad podía tener, sobre todo si llega una administración contraria, adversa a lo que se hizo anteriormente. Este gobierno ha tenido que implementar a fuerzas el currículo ya existente, pero sin ninguna gana de hacerlo. Hay que observar como se suman factores: cortoplacismo, desface de diseño curricular y desface de implementación que se hace en los últimos años de gobierno, previo a la llegada de un nueva administración que quiere quitarlo lo antes posible para poner el suyo.

–¿Qué elemento sería peculiar en lo que plantea la SEP de la 4T?

–Las anteriores eran reformas, quizás no superficiales, pero no tan de fondo. Lo que propone la 4T es un cambio de metodología, de lógica. Quitan la atención central al niño, algo que va contrario a los derechos humanos del individuo; buscar una educación de calidad siempre ha sido eje central, algo que se elimina en lo planteado por la 4T. Ahora dicen que lo importante no es el aprendizaje del estudiante, sino su bienestar. Yo no estoy en desacuerdo con que el estudiante se sienta bien, pero si estaré en contra de que se sienta bien y no aprenda nada. Efectivamente todos los gobiernos intentan implementar una visión del mundo a través de la educación y eso es legítimo, pero mi preocupación en este caso es que la transformación es mayúscula y no ha sido consensuada con los actores más importantes. No preocupa que ejerza su atribución, sino que el cambio sea tan radical que muchos ciudadanos seguramente no los compartimos.