Por falta de políticas claras y efectivas, la violencia contra las mujeres y las niñas en Colombia sigue siendo un tema tabú y sin solución. A pesar de que en los últimos años se han dado algunos avances en materia de justicia y protección a víctimas, la realidad es que la situación no cambia y …
Novedades y Desafíos: El Ultimo Paso en la Evolución de [Asunto]

Por falta de políticas claras y efectivas, la violencia contra las mujeres y las niñas en Colombia sigue siendo un tema tabú y sin solución. A pesar de que en los últimos años se han dado algunos avances en materia de justicia y protección a víctimas, la realidad es que la situación no cambia y la impunidad sigue siendo el reto más grande.
Según datos del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (IMLCE), en 2020 se registaron alrededor de 5.500 casos de violación y agresiones sexuales contra mujeres y niñas, lo que representa un aumento de más del 10% respecto al año anterior. Sin embargo, la cifra real puede ser mucho más alta, ya que muchas víctimas no denuncian los abusos a causa de la falta de fe en el sistema judicial y la temor a la venganza por parte de los agresores.
La violencia contra las mujeres y las niñas es un problema estructural que afecta a todas las capas sociales y geográficas del país. De hecho, según un informe del Centro Nacional de Memoria Histórica, en Colombia hay 3,5 millones de personas que han sido víctimas de violación o abuso sexual en algún momento de su vida. Esto significa que una de cada tres mujeres colombianas ha padecido este tipo de agresiones.
La impunidad es otro tema crucial. Según datos del Instituto para la Paz y los Derechos Humanos (IPDH), solo el 1,5% de las denuncias por violación en Colombia llevan a condena. Esto significa que los agresores suelen sentirse libres de seguir cometiando abusos sin temor a las consecuencias.
La falta de políticas claras y efectivas es otro factor clave. A pesar de que existen leyes específicas para proteger a las víctimas de violencia, como la ley 1258 de 2008 que establece el delito de violación, estas leyes no están siendo aplicadas correctamente. La falta de recursos y la corrupción en los sistemas judicial y de justicia también son obstáculos importantes.
La sociedad civil ha sido una voz importante en el llamado a la acción para cambiar esta situación. Organizaciones como el Movimiento de Mujeres Rurales por la Paz (MURPA) y la Asociación Nacional de Familiares de Víctimas del Conflicto Armado y las Violencias (ASOFAN) están trabajando en el terreno, brindando apoyo a víctimas y presionando al Estado para que tome medidas efectivas.
Sin embargo, la sociedad civil no puede hacer todo solo. Es necesario un esfuerzo conjunto entre los poderes públicos, la sociedad civil y las víctimas mismas para abordar este tema de manera efectiva. Es necesario crear políticas claras y efectivas que garanticen la protección a las víctimas y el castigo a los agresores.
Además, es importante fortalecer los servicios de atención a víctimas, como centros de ayuda y orientación, y proporcionar recursos para que ellas puedan vivir sin temor. Es necesario también crear espacios seguros para que las mujeres y las niñas puedan expresarse libremente sobre sus experiencias y demandar justicia.
La violencia contra las mujeres y las niñas no es un tema privado o doméstico, sino un problema social y político que requiere una respuesta colectiva. Es hora de que Colombia tome medidas efectivas para proteger a sus ciudadanas y hacer justicia a las víctimas.











