En un refugio de acogida en el este de Ucrania, los evacuados expresaron su furia y desesperación ante la posibilidad de que el territorio que han llamado hogar durante décadas sea cedido a Rusia a cambio de paz. La noticia de que el gobierno ucraniano esté considerando ceder partes del este del país en una …
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En un refugio de acogida en el este de Ucrania, los evacuados expresaron su furia y desesperación ante la posibilidad de que el territorio que han llamado hogar durante décadas sea cedido a Rusia a cambio de paz.
La noticia de que el gobierno ucraniano esté considerando ceder partes del este del país en una posible negociación con Moscú para poner fin a la guerra, ha generado un sentido de indignación y desolación entre los residentes de la región. Para muchos, esta tierra es más que un simple pedazo de territorio; es el hogar, donde han crecido sus hijos, han trabajado en sus granjas o han tenido negocios.
“¿Por qué deben sacrificar nuestra patria? ¿Qué tienen ellos para darnos a cambio? ¡Nada!”, exclamó Maria, una anciana que vive en la ciudad de Donetsk. “Estoy dispuesta a luchar por mi tierra, no a abandonarla como si fuera un objeto sin valor”.
La idea de que Rusia pueda tomar posesión de territorios que han sido ucranianos durante generaciones es inaceptable para muchos. La región del este de Ucrania ha sido el epicentro de la guerra que comenzó en 2014, cuando el gobierno ucraniano depuso al entonces presidente pro-russo Viktor Yanukovych y se mudó hacia Occidente.
La ocupación rusa de Crimea en 2014 y la posterior anexión del territorio por parte de Rusia han sido un golpe durísimo para los residentes de la región. Ahora, temen que su tierra sea nuevamente arrebatada a sus manos.
“Estoy preocupado por el futuro de mi familia”, admitió Igor, un joven agricultor que vive en la región. “¿Qué pasará con mis hijas si Rusia toma control de nuestra tierra? ¡No podemos dejar que nos exploten de esta manera!”.
La posibilidad de ceder territorios ucranianos a Rusia también ha generado desesperación entre las minorías étnicas que viven en la región. La región es hogar a importantes comunidades judía, armenia y griega, que han vivido en la zona durante siglos.
“Esto sería un golpe mortal para nuestra identidad como comunidad”, dijo Natalia, una activista judía de la región. “No podemos dejar que Rusia nos tome todo lo que tenemos”.
A pesar de la indignación y el desespero que han generado las noticias sobre la posible cedera de territorios, muchos residentes de la región también están dispuestos a encontrar un camino hacia la paz. Sin embargo, creen que esto debe ser hecho en condiciones justas y respetuosas con su soberanía y derechos.
“Queremos vivir en paz, pero no podemos permitir que Rusia nos gobierne o nos tome nuestro hogar”, declaró Maria. “Queremos mantener nuestra independencia y nuestros derechos”.











