En muchos rincones de nuestro país, la economía y la tranquilidad han sido víctimas de un fenómeno alarmante: las bandas criminales que se han convertido en una plaga para los negocios locales. La exigencia de dinero y la violencia indiscriminada hacia aquellos que no ceden a sus demandas han convertido en realidad el miedo a …
“Eje de violencia y terror en Perú: la extorsión y los asesinatos se alzan como nuevos peligros en la sociedad”

En muchos rincones de nuestro país, la economía y la tranquilidad han sido víctimas de un fenómeno alarmante: las bandas criminales que se han convertido en una plaga para los negocios locales. La exigencia de dinero y la violencia indiscriminada hacia aquellos que no ceden a sus demandas han convertido en realidad el miedo a ser “extorsionados” en muchos lugares.
La situación es especialmente grave en áreas suburbanas y rurales, donde la falta de recursos y la debilidad institucional han creado un vacío que las bandas criminales han llenado con sus actividades ilícitas. Según informes de organizaciones benéficas y autoridades locales, muchos dueños de negocios están viviendo en un estado de permanente ansiedad, esperando a ver qué demanda nueva les hará falta este día.
La estrategia utilizada por las bandas es simple pero efectiva: intimidación y coacción. Los líderes de la pandilla se presentan en los negocios, con frecuencia armados, y exigen dinero o bienes como pago por “protección” o “silencio”. Si el dueño del negocio se niega a cumplir con las demandas, la respuesta puede ser violenta. Se han reportado casos de negocios que han sido saqueados, productos dañados o incluso personas agredidas.
La psicológica impacto en los dueños de negocios y sus empleados es devastador. Muchos han decidido cerrar sus puertas para evitar la violencia y el estrés constantes. Otros han elegido cambiar su forma de hacer negocio, como trabajar en secreto o aceptando riesgos inaceptables para mantener a flote sus empresas.
La situación no está limitada a las pequeñas ciudades y pueblos. En áreas urbanas, los negocios también están siendo afectados por la extorsión. El problema es particularmente grave en barrios con alta densidad de población y bajos ingresos, donde las bandas pueden aprovechar la desesperación y la falta de recursos para explotar a los comerciantes.
Las autoridades han prometido investigar y combatir este fenómeno, pero hasta ahora, los resultados han sido escasos. Los dueños de negocios se sienten abandonados y sin protección, lo que les hace dudar del sistema y de su capacidad para mantener la orden.
La extorsión es un problema que afecta a todos, desde el pequeño tienda de comestibles hasta la gran empresa. Es hora de que las autoridades tomen medidas efectivas para detener este fenómeno y proteger a los negocios y a sus empleados. Hasta entonces, muchos dueños de negocios vivirán en un estado de permanente temor y ansiedad, esperando a ver qué demanda nueva les hará falta este día.